ESPECIFICACIONES:
Ref. : ESFE-8
Sección : ESTATUAS FEMENINAS
País : COSTA DE MARFIL
Etnia : AGNI
Época de la Pieza : Primer tercio siglo XX o anterior
Materiales / Técnica : Madera y pigmentos
DESCRIPCCIÓN:
La figura de la maternidad es una de las más antiguas y representativas de África. Se la representa acompañada de uno o dos hijos a los que está dando o acaba de dar el pecho. Otras veces lleva su hija a la espalda. No suelen representar a una mujer concreta, sino a la mujer dispensadora de la vida y del alimento, pues su función principal es dar la vida y preservarla. En este caso lleva un niño en brazos y va sobre una muy pequeña montura de difícil catalogación, totalmente desproporcionada con el cuerpo de la mujer. El cuello anillado como es habitual en las mujeres agni. Escarificaciones en el rosro y en el vientre lo que nos indica que se trata de una mujer iniciada.
La mujer es un símbolo de la vida social pues ella es el eslabón esencial de la estirpe, la columna vertebral de la familia y, con frecuencia, elemento esencial en la transmisión de la herencia y, siempre, elemento protector de los hijos. La leche materna no es sólo un alimento de vida, es la savia que realiza la transmisión de los valores humanos fundamentales. En muchas culturas, la mujer es la depositaria de la tradición y la salvaguarda de las genealogías. Es con frecuencia, adivina, curandera y conocedora de los misterios de la naturaleza revestida de grandes poderes mágicos. La mujer africana y, en especial la madre, dista mucho de la imagen que de ella se tiene en occidente.
Casi de una manera generalizada en estas representaciones africanas de la maternidad la figura esencial, realzada por sus formas o la finura de sus trazos, es la madre. Ella es el centro de la composición. El hijo o es desproporcionadamente menor o sus trazos son tan elementales que sirven sólo para indicar la presencia de la criatura. Todo el protagonismo se le ha concedido a la madre. El sabio y eminente escritor africano Amadou Hampâté Bâ dice : “Todo lo que somos y todo lo que tenemos, se lo debemos solamente una vez a nuestro padre, pero dos veces a nuestra madre. El hombre, dicen en nuestro país (Malí), no es más que un sembrador distraído, mientras que la madre es considerada como el taller divino donde el Creador trabaja directamente, sin intermediarios, para formar y llevar hasta la madurez una nueva vida. Esta es la razón por la que en África la madre es respetada casi como una divinidad.
Pátina antigua.
LOCALIZACIÓN